Stop immigration and start repatriation
En 1942 se vivía un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial y Winston Churchill, ese estadista creador de innumerables frases hechas que han pasado a los anales de la historia, pronunció al final de uno de sus discursos uno de sus más populares aforismos: “Éste no es el final, no es ni siquiera el principio del final. Pero puede ser, quizás, el final del principio”.
Comienzo el resumen semanal con esta frase tan poco conocida de Churchill en un último intento de humilde llamamiento a la cordura. Cordura que tuvo Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, cuando allá por marzo del presente año hacia un llamamiento al votante contrario al brexit afirmando que éste sería “el mayor riesgo doméstico a la estabilidad financiera”. Y es que la semana pasada al señor Carney no le quedaron más opciones, después de ver cómo se nombraba al personaje del momento como ministro de Exteriores, que la de al menos no parecer nervioso, a pesar de estarlo, y mantener los tipos en el 0,5%.
Pero señor Carney, y aquellos todos que alguna vez cruzaron el Canal de La Mancha en dirección a Francia, permítanme que me atreva a esgrimir la siguiente afirmación ‘el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, y el realista gira las velas’, o dicho de otra manera, sí es necesario que hubieran bajado los tipos, y sí, las consecuencias del brexit son las que todos sabemos y las que sólo un ciego (de whisky o pintas de cerveza) no puede ver:
1. En cuanto los mercados acaben por confirmar la salida de la Unión Europea la libra seguirá cayendo.
2. La ‘city’ dejará de ser el centro económico de Europa en beneficio de ciudades europeas perfectamente adaptadas al negocio económico-financiero.
3. La inversión extranjera se paralizará y la existente acabará por marcharse.
Y se podrían seguir enumerando unas cuantas más entre las que tiene un destacado lugar el estallido de la burbuja inmobiliaria.
En la semana que comenzamos conoceremos, para el mercado británico, indicadores como el IPC a anual que se espera en el 0,4%, los ingresos medios de los trabajadores, bonus incluidos para el mes de mayo que se esperan en el 2,3%, el desempleo que presumiblemente se mantendrá en el 5,0%, las ventas minoristas del mes de julio (ya situadas en el -0,6%), o el Índice de Jefes de Compra (PMI) de Chartered Institute of Purchasing and Supply (CIPS) que se espera en 50,0 acercándose a la contracción.
Sin duda, alguno de los anteriores indicadores mencionados pueden todavía servir para comenzar el adiós a los buenos datos, quizá a eso sea a lo que todavía están esperando, a que a los indicadores económicos (con los que nadie parece haber contado) se les diga al menos adiós.
Por su parte, la Unión Europea, el próximo jueves se espera que mantenga los tipos de interés en el 0,0% como viene haciendo desde hace algún tiempo. Y también como viene siendo norma, posteriormente, será Mario Draghi quien justifique, a modo de declaraciones, la decisión sobre tipos tomada. Yo echaré de menos que no se hable, presumiblemente, en un ejercicio de autocrítica del porqué un país pseudo-miembro ha decidido marcharse, del poco conocido ¿cómo podemos mejorar?, porque desde luego, en la Unión Europea hay mucho por mejorar.
Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos se conocerán, como indicadores destacados, el Índice manufacturero de la Reserva Federal de Filadelfia correspondiente al mes de julio y las ventas de viviendas de segunda mano de junio que se espera se estabilicen entorno a los 5 mil millones de dólares. Por su parte Canadá nos mostrará el IPC anual (junio) que se espera se sitúe en el 1,4%.